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SENCILLAMENTE, TENEMOS QUE ASUMIR EL VALOR PROFUNDO DE LA CRÍTICA-AUTOCRÍTICA

Craso error es ver el discurso crítico como el discurso enemigo. Por el contrario, es el discurso que advierte, que ayuda a abrir los ojos, que hace sacudir el cuerpo y también invita a cambiar desde una posición errónea o desventajosa hacia otra más oportuna y provechosa. Difícilmente el otro discurso, el adulador o elogioso, te ayude a advertir el precipicio que pueda estar a unos pasos más hacia adelante, porque este último, por lo general, deja siempre las cosas  en donde están. Quien hace caminar y mejorar es la crítica-autocrítica, que siempre provoca el sacudimento del polvillo que molesta la piel y obnubila los ojos.

Durante mucho tiempo estuve publicando cosas bonitas de la Sierra de Bahoruco y de todo lo que tuviera altas condiciones ecológicas y ambientales por allí. Que La Cueva de La Virgen, que La Plaza, que Bahía de las Águilas, que la Mina de Larimar, que Mata de Maíz... Todo fue likes, elogios, llévame, mándame más fotos, eres un promotor de los mejores de la zona y un etcétera tan largo como el camino el camino más largo.

Todo hasta el día en que subí un artículo adjunto a unas fotos en las que se mostraban a las paredes de piedras de La Plaza afeadas por un corredero de nombres mal escritos que estaban estampado sobre las mismas, ésto por un lado, y por el otro lado compartía otras imágenes que ponían al descubierto a una buena poca de basura que estaba contaminando el hermoso balneario de Los Morones. Hasta ese día, para muchas gentes, fui el promotor de lo bueno para entonces "convertirme" en una persona que no sabía lo que publicaba y que a la vez le causaba mucho daño al turismo, irónicamente, hasta más daño que los que dañaban las paredes naturales y que los que lanzaban basuras. La lógica que me querían hacer entender era que esas cosas no se podían publicar porque afectaban el turismo en esos lugares.

Y esas premisas no eran ciertas. Si había algo que en verdad podía hacer daño a esos lugares era nada más y nada menos que los desaciertos ambientales que este servidor estaba denunciando. Cómo ocultar lo que estaba a la vista de los turistas y de todo el que quisiera abrir los ojos y mirar. Cómo ocultar lo que le causaría asco a cualquiera que nos visitara. Cómo tapar todo el solazo con una uña. En lugar de ocultar, a mi juicio, había que denunciar y corregir. Podemos culpar a nuestros críticos medioambientales por mil años y permanentemente habrá portadas de revistas presentando playas nuestras con basuras, siempre y cuando no asumamos con total seriedad la situación ambiental que hemos creado y que estemos haciendo caso omiso al correcto manejo de los desechos.

Claro que es totalmente injusto juzgar a la bella y competente República Dominicana tan sólo por la portada de una revista que nadamás muestra una parte de la realidad. Pero también es torpe y a la larga contraproducente negar una situación latente que el visitante nacional y extranjero ve a cada paso. En nuestro país no se le está dando el mejor manejo a los deshechos. El reciclaje es una auténtica quimera y una de las formas más prácticas que tiene la gente para deshacerse de la basura es arrojándola a las calles para que luego, con el discurrir natural de la lluvia y la gravedad, vayan a dar a nuestros ríos y playas. Pero preguntémonos por lo que hacen nuestras autoridades turísticas, municipales, ambientales. Aquí se bota basura, más no se maneja la basura. 

Salga de Santo Domingo hacia Barahona y venga mirando a ambos lados de la carretera, a ver qué va a ver usted. Camine cualquier parte del país y mire a todos lados, a ver si no va a mirar basuras en los lugares más inadecuados, con contadas excepciones. Venga a la Costa de Barahona y mire, por ejemplo, a un lugar icónico como El Quemaíto, San Rafael, o Los Patos..., y de seguro que encontrará basuras. ¿Culpables? ¡Los que lanzan inadecuadamente esos deshechos, sean de donde sean, vengan de donde vengan! ¿Responsables? ¡Toda nuestra sociedad, puesto que no ha asumido de manera eficiente el rol que le corresponde! Y esa realidad que el turista y todo el mundo ve no la vamos a cambiar atacando el contenido de una revista que pone en evidencia una verdad, sino mirando hacia nosotros mismos y asumiendo nuestras responsabilidades de manera directa, autocrítica y eficiente.

La tarea de nosotros los dominicanos ahora es la de evitar que se vuelva a hacer una publicación que pueda hacer daño a una actividad tan medular para nuestra economía como lo es el turismo. Pero esto no lo vamos a lograr atacando a British Vogue ni a la dama (doña Carmen Danae) que facilitó aquella famosa foto tal vez con las mejores de las intenciones del mundo, sino enfrentando las verdaderas causas que dieron como resultado esa publicación.

Gerson Terrero Amador.

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